LOS PARACHICOS
¿Quiénes son los parachicos?
“En los años 50 y 60 Los Parachicos eran exclusivamente personas de edad, predominantemente hombres, y no eran más de 80. Hoy, en cambio, son miles de personas de todas las edades y géneros quienes salen a las calles a bailar”.
El número de parachicos es variable, algunas veces llegan hasta 300, comandados por el “Patrón”, quien al iniciar las festividades les lanzaba una arenga en lengua chiapaneca, el Rezo de “Nambujú”, el cual se ha perdido con los años.
Para distinguirse de los demás el “Patrón “ lleva una guitarra que emplea para acompañarse al inicio de la danza, en un canto que inicia con en el estribillo “Parachico Me Pedís, parachico te daré”. Otra característica que singulariza el “Patrón” es la máscara especial que luce, rostro adusto, con cejas más resaltadas, barba y bigotes.
Origen de la Palabra Parachico
Cuenta la leyenda que hubo una señora muy adinerada llamada María de Angulo, proveniente de Nicaragua que buscaba la cura de su hijo, tullido de las piernas, y que fue sanado por los brujos chiapanecas del Soctón Nandalumí, Agradecida por ellos, doña Maria de Angulo envía a sus sirvientes llamados chuntas a repartir comida entre el pueblo, que en ese entonces padecía hambruna por una prolongada sequía. Los brujos del Soctón Nandalumí vieron que sus dioses no estaban ofendidos por haber curado a un extraño, porque al poco tiempo dejo caer las primeras gotas de lluvia. Entonces le ofrece una danza “Para El Chico” término que después se contrae a “Parachico”
Una diferente versión cuenta lo siguiente:
Por las tardes, las sirvientas y sirvientes bailaban y danzaban para diversión de los niños, en recuerdo al hijo de doña María de Angulo, de allí el origen de la palabra “parachico”, Para diversión de los chicos.
-¡ Recordad, caballeros hijosdalgos que los presentes son para los chicos”!..
Otra fuente hace alusión a:
Los españoles eran los únicos que decían “fiesta para el chico”, esta frase con el tiempo fue degenerando en “parachico”.
Vestimenta del Parachico
La indumentaria actual del parachico consiste en una montera de ixtle y una mascara de madera, imitando el cabello rubio y las facciones típicas de los españoles, un chinchín o sonaja de hojalata o morro vaciado con semillas dentro, adornada con listones y como cinturón una chalina de raso o satín con bordados en vistosos colores, un sarape de saltillo, pantalón y “camisa de buena calidad”, anteriormente el parachico no usaba chalina sino una banda tejida de hilo, con flecos rojos.
Respecto al uso del sarape de saltillo , que causa extrañeza por que en la localidad no se produce este tipo de prenda, podríamos pensar que se llegó a su uso a partir de la manta que se fabricó en la región desde el siglo XVII , según afirma Manuel B Trens en su historia de Chiapas; posteriormente se habla de cómo se emplearon chamarros traídos de la zona fría del estado y asimismo Mercedes B. Olvera en su libro de “Fiestas y Bailes de Chiapas”, observa que en ocasiones utilizaron chamarros oaxaqueños.
¿Quiénes son los parachicos?
“En los años 50 y 60 Los Parachicos eran exclusivamente personas de edad, predominantemente hombres, y no eran más de 80. Hoy, en cambio, son miles de personas de todas las edades y géneros quienes salen a las calles a bailar”.
El número de parachicos es variable, algunas veces llegan hasta 300, comandados por el “Patrón”, quien al iniciar las festividades les lanzaba una arenga en lengua chiapaneca, el Rezo de “Nambujú”, el cual se ha perdido con los años.
Para distinguirse de los demás el “Patrón “ lleva una guitarra que emplea para acompañarse al inicio de la danza, en un canto que inicia con en el estribillo “Parachico Me Pedís, parachico te daré”. Otra característica que singulariza el “Patrón” es la máscara especial que luce, rostro adusto, con cejas más resaltadas, barba y bigotes.
Origen de la Palabra Parachico
Cuenta la leyenda que hubo una señora muy adinerada llamada María de Angulo, proveniente de Nicaragua que buscaba la cura de su hijo, tullido de las piernas, y que fue sanado por los brujos chiapanecas del Soctón Nandalumí, Agradecida por ellos, doña Maria de Angulo envía a sus sirvientes llamados chuntas a repartir comida entre el pueblo, que en ese entonces padecía hambruna por una prolongada sequía. Los brujos del Soctón Nandalumí vieron que sus dioses no estaban ofendidos por haber curado a un extraño, porque al poco tiempo dejo caer las primeras gotas de lluvia. Entonces le ofrece una danza “Para El Chico” término que después se contrae a “Parachico”
Una diferente versión cuenta lo siguiente:
Por las tardes, las sirvientas y sirvientes bailaban y danzaban para diversión de los niños, en recuerdo al hijo de doña María de Angulo, de allí el origen de la palabra “parachico”, Para diversión de los chicos.
-¡ Recordad, caballeros hijosdalgos que los presentes son para los chicos”!..
Otra fuente hace alusión a:
Los españoles eran los únicos que decían “fiesta para el chico”, esta frase con el tiempo fue degenerando en “parachico”.
Vestimenta del Parachico
La indumentaria actual del parachico consiste en una montera de ixtle y una mascara de madera, imitando el cabello rubio y las facciones típicas de los españoles, un chinchín o sonaja de hojalata o morro vaciado con semillas dentro, adornada con listones y como cinturón una chalina de raso o satín con bordados en vistosos colores, un sarape de saltillo, pantalón y “camisa de buena calidad”, anteriormente el parachico no usaba chalina sino una banda tejida de hilo, con flecos rojos.
Respecto al uso del sarape de saltillo , que causa extrañeza por que en la localidad no se produce este tipo de prenda, podríamos pensar que se llegó a su uso a partir de la manta que se fabricó en la región desde el siglo XVII , según afirma Manuel B Trens en su historia de Chiapas; posteriormente se habla de cómo se emplearon chamarros traídos de la zona fría del estado y asimismo Mercedes B. Olvera en su libro de “Fiestas y Bailes de Chiapas”, observa que en ocasiones utilizaron chamarros oaxaqueños.
Antecedentes De La Mascara Del Parachico
La primera mascara de parachicos, las que se fabricaban allá por el 1700- reseña- era de cedro, pero a mediados de 1800 comenzaron a fabricarse con la raíz del álamo, madera que bajaba arrastrada por la la corriente en el río Grijalva, ese enorme afluente que atraviesa y da vida a Chiapa de Corzo. Los fabricantes de ladrillo se encargaban de clasificar la madera. La mayor parte iba a parar a los hornos para cocer los tabiques, pero los más macizos se los llevaban a los hacedores de máscaras. Ahora, con las restricciones forestales, el cedro escasea y desde que se construyó la presa de chicoasén, las ramas de álamo ya no bajan por el río. Pero don Antonio (artesano más viejo de Chiapa de Corzo) se las ingenió y compró un arboleto seco de cedro a un vecino del pueblo. Con eso tiene para seguir haciendo las máscaras. Sólo fabrica 10 al año, y aunque existen al menos 10 talleres más de máscareros, las de don Antonio son las más cotizadas; llegan a costar entre 3000 y mil 500 pesos. Hay quienes la venden en menos de 500 pesos, pero, dice, usan pantógrafos, no las hacen a mano.
La primera mascara de parachicos, las que se fabricaban allá por el 1700- reseña- era de cedro, pero a mediados de 1800 comenzaron a fabricarse con la raíz del álamo, madera que bajaba arrastrada por la la corriente en el río Grijalva, ese enorme afluente que atraviesa y da vida a Chiapa de Corzo. Los fabricantes de ladrillo se encargaban de clasificar la madera. La mayor parte iba a parar a los hornos para cocer los tabiques, pero los más macizos se los llevaban a los hacedores de máscaras. Ahora, con las restricciones forestales, el cedro escasea y desde que se construyó la presa de chicoasén, las ramas de álamo ya no bajan por el río. Pero don Antonio (artesano más viejo de Chiapa de Corzo) se las ingenió y compró un arboleto seco de cedro a un vecino del pueblo. Con eso tiene para seguir haciendo las máscaras. Sólo fabrica 10 al año, y aunque existen al menos 10 talleres más de máscareros, las de don Antonio son las más cotizadas; llegan a costar entre 3000 y mil 500 pesos. Hay quienes la venden en menos de 500 pesos, pero, dice, usan pantógrafos, no las hacen a mano.
Máscara Del Parachico
La máscara de Parachico es la interpretación que los indígenas de Chiapa de Corzo tenían de las facciones faciales de los españoles. Su origen data de época colonial, cuando llegó al pueblo de Chiapa de los Indios (Chiapa de Corzo) doña María de Angulo con su hijo enfermo; los indígenas, con la finalidad de divertir al niño, elaboraron estas distintivas máscaras con rasgos de españoles.
La máscara le da un carácter especial a la indumentaria del Parachico, y representa para el santero que la elabora un trabajo de dedicación y devoción.
Las maderas que se utilizan en su confección son: cedro, raíz de álamo, jobo y guanacaste. Para su elaboración se emplea un trozo de las maderas antes mencionadas, se le da forma de trapecio y con un compás se marcan los trazos básicos para iniciar la talla, al terminar, se pule perfectamente tanto el lado exterior como el interior con una lija de cartón muy fina.
A continuación se hacen unas incisiones con ayuda de una gurbia, que posteriormente vendrán a ser los ojos, las fosas nasales y los miradores que le permiten tener visibilidad al portador de la máscara, Don Antonio López, el santero que continúa con esta tradición de elaboración de máscaras para los “Parachicos”, ha introducido una innovación; la abertura en vez de realizarla bajo los ojos la efectúa debajo de las cejas, para permitir una mayor visibilidad al danzante.
Después de practicar todas las incisiones necesarias procede a peletear con una gurbia los lados laterales de la máscara para marcar lo que vendrán a ser los rizos y las barbas.
Al terminar esta etapa del proceso, se colocan los ojos que pueden ser comprados o manufacturados por el artesano fundiendo vidrio sobre un molde, logrando un cristal cóncavo de dos milímetros de espesor que se pinta cuidadosamente de color castaño, verde o azul y un pequeño punto negro para simular la niña del ojo.
Posteriormente se le aplican tres capas de una combinación: yeso blanco de España y cola, disueltos en agua. Esta mezcla sirve como fijador para tapar los poros de la madera y como impermeabilizante, cubriendo tanto el interior como el exterior de la madera, se lija y se aplican tres capas de pintura al óleo, dándoles color a las mejillas y a los labios, tonos azulosos a la barba y a las pestañas inferiores y negro a las cejas; para darle brillo se frota con un esófago de res. Finalmente se colocan las pestañas superiores que son realizadas con cabellos naturales.
Los artesanos que realizan estos trabajos guardan en sus manos técnicas que han heredado de sus antepasados a través del tiempo, por ello la máscara se ha utilizado como símbolo del estado de Chiapas en diferentes eventos de talla internacional, y ha recibido muestras de admiración y respeto por su originalidad estética.
Laca
La laca consiste en adornar con este tipo de pintura en cualquier superficie, dibujando flores, animales, paisajes, figuras geométricas, etc. En Chiapa de Corzo, este tipo de arte se ha desarrollado notablemente, se producen bellísimas piezas de xicalpestres y madera para decorar cajas, cofres, juguetes, toles, máscaras y sonajas para los “Parachicos”.
¿En Que Lugar Se Da Esta Tradición?
En Chiapa de Corzo a 18 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez y 70 de San Cristóbal de las Casa.
¿Como Llegar?
Para apreciar las máscaras de Parachico visita la Casa de las Artesanías que se ubica en Tuxtla Gutiérrez, capital del estado. Si no, trasládate a los portales de la ciudad de Chiapa de Corzo, a 14 Km. de la capital, que se recorren en veinte minutos.
La distancia entre la Ciudad de México y la de Tuxtla Gutiérrez es de mil 109 Km., que se recorren en 15 horas, transitando por la carretera federal 190, mejor conocida como la carretera Panamericana, pasando las ciudades de Puebla, Oaxaca y Santo Domingo Tehuantepec.
Por avión, de la Ciudad de México a la de Tuxtla Gutiérrez el tiempo de vuelo es de una hora aproximadamente.
Leyendas de Chiapa de Corzo
Chiapas se destaca por la belleza de su naturaleza, por su rica y compleja historia; en su fértil territorio han vivido desde la época prehispánica diversos grupos como los tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, zoques y chiapanecas. Entre la población de nuestros días se cuenta la historia del suicidio colectivo de estos últimos ante la inminencia de la dominación española.
Los chiapanecas eran particularmente agresivos. Su poderío militar era tal que se duda que alguna vez fueran conquistados por los aztecas.
Se cuenta que la importante población de los chiapanecas se acabó, no porque los conquistador es la hubiese sometido, sino por Ia decisión propia de quitarse Ia vida antes que aceptar Ia dominación. Inútilmente, Luis Marín sometió Nandalumí (Pueblo grande) en 1524, pues pronto sus pobladores volvieron a sus viejas costumbres. En 1528, sabedores de la fiereza de los indios, los españoles, al mando de Diego de Mazariegos, iban muy bien armados y con el apoyo de los pueblos vecinos, llegaron hasta el Peñón de Tepechtía, en el cañón deI Sumidero, donde, se dice, se libró Ia última batalla contra los valientes indios.
Al verse cercados por el enemigo, familias enteras de chiapanecas se arrojaron al precipicio; las aguas del río se tiñeron de rojo. Conmovido ante el hecho, el capitán español cesó el combate. Con los sobrevivientes surgieron las primeras encomiendas y en las orillas del río fue fundado un nuevo pueblo: Villarreal de los indios, la Chiapa de los indios: Chiapa de Corzo, que con la Chiapa de los españoles: San Cristóbal de las Casas, dieron nombre al estado. Realidad o ficción, para los chiapanecos, la leyenda del Sumidero es un símbolo de Ia Lucha por Ia ansiada Libertad.
Leyenda de Doña María de Angulo
Ieyenda enraizada profundamente en el sentir de Ios chiapacorceños es Ia que recuerda Ios infaustos días en que, en medio de Ia sequía y el hambre, Ios Iugareños recibieron a una distinguida viajera.
La dama expuso a Ios habitantes deI pueblo el motivo de su viaje: su hijo padecía un extraño mal que Ie impedía mover Ias piernas. Había recurrido a Ios médicos más reconocidos, sin que brebajes ni sangrías lograran recuperarlo, de ahí que ella decidió visitar varios lugares remotos en busca deI remedio "para el chico". Cuando le hablaron de los curanderos de Chiapa decidió consultarlos. AI poco tiempo apareció el de Namandiyuguá (Cerro brujo), quien después de examinar aI joven, le recetó pócimas de hierbas y ordenó que se llevara al chico a los baños de Cumbujujú ("lugar donde abunda el jabalí") para completar el tratamiento.
La madre acudió aI lugar, cerca deI pueblo y poco después, como de milagro, el joven empezó a recobrar Ia movilidad en las piernas.
Agradecida, la mujer, que se llamaba doña María de Angulo, mandó traer desde tierras distantes ganado y grandes cantidades de cereaIes para paliar Ia crisis en Chiapa. Ordenó que se destazara cada día una vaca en Ia plaza y repartió canastas con víveres entre la población.
En el mes de enero, el día de San Sebastián, doña Maria mandó sacar a su hijo en andas y desnudo -como el santo-, para que no volvieran Ias penurias aI pueblo. Más tarde, ambos regresaron a su país; Ia situación había cambiado, la naturaIeza pródiga se manifestó nuevamente, los lugareños relacionaron Ia abundancia con Ia petición hecha por la mujer y su hijo aI santo. Con Ia llegada de un nuevo año, los nativos recordaron la visita con la representación de una muchacha y un joven vestidos como los personajes paseando por Ias calles, rodeados de sus "sirvientes", quienes repartieron comida simbólicamente.
No hay datos que avalen la leyenda, los cronistas no Ia mencionan; sin embargo, el relato-con variantes- se conserva en el recuerdo de los chiapacorceños, y en Ias recopilaciones escritas que se han hecho en este siglo. Pero Ia realidad es que sólo quedan como testigos el Cerro brujo, Ias vertientes deI Cumbujuyú, cercanos a Chiapa de Corzo y Ia conmemoración de Ia visita que tiene lugar todos los años, en el mes de enero durante Ias festividades deI Señor de Esquipulas -herencia guatemalteca-, San Sebastián mártir y San Antonio Abad, Ias "chuntás", "Ios parachicos" y Ias representaciones de doña María de Angulo recorren Ias calles de Ia población en una alegre celebración llena de tradición y colorido.
Origen Del Baile Del Parachico
La Danza de los Parachicos, en su versión actual, nació en 1711 según una leyenda ampliamente conocida que la vincula al arribo a esta ciudad de una señora muy rica y generosa –doña María de Angulo— a quien la gente quería mucho porque dio de comer a los pobres en la hambruna que se desató sobre Chiapas a principios del siglo XVIII.
En correspondencia al desprendimiento de la señora Angulo, quien había llegado a Chiapa en busca de un curandero que aliviara la parálisis que sufría uno de sus hijos, un día la gente se organizó para divertir a éste con una danza que fuera alegre y de mucho colorido. Entonces se vistieron de manera estrafalaria con sarapes, máscaras, monteras (pelucas de ixtle), fajas, pañuelos, chalinas y animaron su baile con música de tamboril y flauta de carrizo.
De esta forma surgió la danza, relacionándose a partir de entonces con la fiesta de San Sebastián Mártir, patrono de Chiapas, cuya imagen es homenajeada cada año con desfiles de carros alegóricos, cofradías, mayordomías, parachicos y se viste a una joven del pueblo para representar a doña María de Angulo.
El maestro Rubicel Gómez Nigenda asegura, sin embargo, que la Danza de Parachicos no surgió de la nada ni fue producto de la improvisación popular, sino que la gente que la creó para distraer al hijo de la benefactora usó la coreografía de un viejo baile indígena prehispánico al que se le añadió indumentaria y música españolas.
Tanto los instrumentos musicales -chirimía y tamboril- como la coreografía, afirma, son netamente prehispánicos. La danza se baila en círculo de derecha a izquierda con pasos suavecitos, regulares, ligeramente zapateados y, como la mayoría de los bailes prehispánicos, siguiendo la trayectoria del Sol. La música interpretada por piteros y tamboreros es de sones españoles.
La coreografía, de acuerdo con investigaciones especializadas, correspondía a un ritual indígena de culto al Sol para pedirle energía, buenas siembras y cosechas. La cara rubia que reproduce la máscara del patrón –el jefe o capitán de la danza—sugiere al Sol, aunque existe la idea de que sólo retrata los rasgos físicos del conquistador español.
La máscara le da un carácter especial a la indumentaria del Parachico, y representa para el santero que la elabora un trabajo de dedicación y devoción.
Las maderas que se utilizan en su confección son: cedro, raíz de álamo, jobo y guanacaste. Para su elaboración se emplea un trozo de las maderas antes mencionadas, se le da forma de trapecio y con un compás se marcan los trazos básicos para iniciar la talla, al terminar, se pule perfectamente tanto el lado exterior como el interior con una lija de cartón muy fina.
A continuación se hacen unas incisiones con ayuda de una gurbia, que posteriormente vendrán a ser los ojos, las fosas nasales y los miradores que le permiten tener visibilidad al portador de la máscara, Don Antonio López, el santero que continúa con esta tradición de elaboración de máscaras para los “Parachicos”, ha introducido una innovación; la abertura en vez de realizarla bajo los ojos la efectúa debajo de las cejas, para permitir una mayor visibilidad al danzante.
Después de practicar todas las incisiones necesarias procede a peletear con una gurbia los lados laterales de la máscara para marcar lo que vendrán a ser los rizos y las barbas.
Al terminar esta etapa del proceso, se colocan los ojos que pueden ser comprados o manufacturados por el artesano fundiendo vidrio sobre un molde, logrando un cristal cóncavo de dos milímetros de espesor que se pinta cuidadosamente de color castaño, verde o azul y un pequeño punto negro para simular la niña del ojo.
Posteriormente se le aplican tres capas de una combinación: yeso blanco de España y cola, disueltos en agua. Esta mezcla sirve como fijador para tapar los poros de la madera y como impermeabilizante, cubriendo tanto el interior como el exterior de la madera, se lija y se aplican tres capas de pintura al óleo, dándoles color a las mejillas y a los labios, tonos azulosos a la barba y a las pestañas inferiores y negro a las cejas; para darle brillo se frota con un esófago de res. Finalmente se colocan las pestañas superiores que son realizadas con cabellos naturales.
Los artesanos que realizan estos trabajos guardan en sus manos técnicas que han heredado de sus antepasados a través del tiempo, por ello la máscara se ha utilizado como símbolo del estado de Chiapas en diferentes eventos de talla internacional, y ha recibido muestras de admiración y respeto por su originalidad estética.
Laca
La laca consiste en adornar con este tipo de pintura en cualquier superficie, dibujando flores, animales, paisajes, figuras geométricas, etc. En Chiapa de Corzo, este tipo de arte se ha desarrollado notablemente, se producen bellísimas piezas de xicalpestres y madera para decorar cajas, cofres, juguetes, toles, máscaras y sonajas para los “Parachicos”.
¿En Que Lugar Se Da Esta Tradición?
En Chiapa de Corzo a 18 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez y 70 de San Cristóbal de las Casa.
¿Como Llegar?
Para apreciar las máscaras de Parachico visita la Casa de las Artesanías que se ubica en Tuxtla Gutiérrez, capital del estado. Si no, trasládate a los portales de la ciudad de Chiapa de Corzo, a 14 Km. de la capital, que se recorren en veinte minutos.
La distancia entre la Ciudad de México y la de Tuxtla Gutiérrez es de mil 109 Km., que se recorren en 15 horas, transitando por la carretera federal 190, mejor conocida como la carretera Panamericana, pasando las ciudades de Puebla, Oaxaca y Santo Domingo Tehuantepec.
Por avión, de la Ciudad de México a la de Tuxtla Gutiérrez el tiempo de vuelo es de una hora aproximadamente.
Leyendas de Chiapa de Corzo
Chiapas se destaca por la belleza de su naturaleza, por su rica y compleja historia; en su fértil territorio han vivido desde la época prehispánica diversos grupos como los tzotziles, tzeltales, tojolabales, choles, zoques y chiapanecas. Entre la población de nuestros días se cuenta la historia del suicidio colectivo de estos últimos ante la inminencia de la dominación española.
Los chiapanecas eran particularmente agresivos. Su poderío militar era tal que se duda que alguna vez fueran conquistados por los aztecas.
Se cuenta que la importante población de los chiapanecas se acabó, no porque los conquistador es la hubiese sometido, sino por Ia decisión propia de quitarse Ia vida antes que aceptar Ia dominación. Inútilmente, Luis Marín sometió Nandalumí (Pueblo grande) en 1524, pues pronto sus pobladores volvieron a sus viejas costumbres. En 1528, sabedores de la fiereza de los indios, los españoles, al mando de Diego de Mazariegos, iban muy bien armados y con el apoyo de los pueblos vecinos, llegaron hasta el Peñón de Tepechtía, en el cañón deI Sumidero, donde, se dice, se libró Ia última batalla contra los valientes indios.
Al verse cercados por el enemigo, familias enteras de chiapanecas se arrojaron al precipicio; las aguas del río se tiñeron de rojo. Conmovido ante el hecho, el capitán español cesó el combate. Con los sobrevivientes surgieron las primeras encomiendas y en las orillas del río fue fundado un nuevo pueblo: Villarreal de los indios, la Chiapa de los indios: Chiapa de Corzo, que con la Chiapa de los españoles: San Cristóbal de las Casas, dieron nombre al estado. Realidad o ficción, para los chiapanecos, la leyenda del Sumidero es un símbolo de Ia Lucha por Ia ansiada Libertad.
Leyenda de Doña María de Angulo
Ieyenda enraizada profundamente en el sentir de Ios chiapacorceños es Ia que recuerda Ios infaustos días en que, en medio de Ia sequía y el hambre, Ios Iugareños recibieron a una distinguida viajera.
La dama expuso a Ios habitantes deI pueblo el motivo de su viaje: su hijo padecía un extraño mal que Ie impedía mover Ias piernas. Había recurrido a Ios médicos más reconocidos, sin que brebajes ni sangrías lograran recuperarlo, de ahí que ella decidió visitar varios lugares remotos en busca deI remedio "para el chico". Cuando le hablaron de los curanderos de Chiapa decidió consultarlos. AI poco tiempo apareció el de Namandiyuguá (Cerro brujo), quien después de examinar aI joven, le recetó pócimas de hierbas y ordenó que se llevara al chico a los baños de Cumbujujú ("lugar donde abunda el jabalí") para completar el tratamiento.
La madre acudió aI lugar, cerca deI pueblo y poco después, como de milagro, el joven empezó a recobrar Ia movilidad en las piernas.
Agradecida, la mujer, que se llamaba doña María de Angulo, mandó traer desde tierras distantes ganado y grandes cantidades de cereaIes para paliar Ia crisis en Chiapa. Ordenó que se destazara cada día una vaca en Ia plaza y repartió canastas con víveres entre la población.
En el mes de enero, el día de San Sebastián, doña Maria mandó sacar a su hijo en andas y desnudo -como el santo-, para que no volvieran Ias penurias aI pueblo. Más tarde, ambos regresaron a su país; Ia situación había cambiado, la naturaIeza pródiga se manifestó nuevamente, los lugareños relacionaron Ia abundancia con Ia petición hecha por la mujer y su hijo aI santo. Con Ia llegada de un nuevo año, los nativos recordaron la visita con la representación de una muchacha y un joven vestidos como los personajes paseando por Ias calles, rodeados de sus "sirvientes", quienes repartieron comida simbólicamente.
No hay datos que avalen la leyenda, los cronistas no Ia mencionan; sin embargo, el relato-con variantes- se conserva en el recuerdo de los chiapacorceños, y en Ias recopilaciones escritas que se han hecho en este siglo. Pero Ia realidad es que sólo quedan como testigos el Cerro brujo, Ias vertientes deI Cumbujuyú, cercanos a Chiapa de Corzo y Ia conmemoración de Ia visita que tiene lugar todos los años, en el mes de enero durante Ias festividades deI Señor de Esquipulas -herencia guatemalteca-, San Sebastián mártir y San Antonio Abad, Ias "chuntás", "Ios parachicos" y Ias representaciones de doña María de Angulo recorren Ias calles de Ia población en una alegre celebración llena de tradición y colorido.
Origen Del Baile Del Parachico
La Danza de los Parachicos, en su versión actual, nació en 1711 según una leyenda ampliamente conocida que la vincula al arribo a esta ciudad de una señora muy rica y generosa –doña María de Angulo— a quien la gente quería mucho porque dio de comer a los pobres en la hambruna que se desató sobre Chiapas a principios del siglo XVIII.
En correspondencia al desprendimiento de la señora Angulo, quien había llegado a Chiapa en busca de un curandero que aliviara la parálisis que sufría uno de sus hijos, un día la gente se organizó para divertir a éste con una danza que fuera alegre y de mucho colorido. Entonces se vistieron de manera estrafalaria con sarapes, máscaras, monteras (pelucas de ixtle), fajas, pañuelos, chalinas y animaron su baile con música de tamboril y flauta de carrizo.
De esta forma surgió la danza, relacionándose a partir de entonces con la fiesta de San Sebastián Mártir, patrono de Chiapas, cuya imagen es homenajeada cada año con desfiles de carros alegóricos, cofradías, mayordomías, parachicos y se viste a una joven del pueblo para representar a doña María de Angulo.
El maestro Rubicel Gómez Nigenda asegura, sin embargo, que la Danza de Parachicos no surgió de la nada ni fue producto de la improvisación popular, sino que la gente que la creó para distraer al hijo de la benefactora usó la coreografía de un viejo baile indígena prehispánico al que se le añadió indumentaria y música españolas.
Tanto los instrumentos musicales -chirimía y tamboril- como la coreografía, afirma, son netamente prehispánicos. La danza se baila en círculo de derecha a izquierda con pasos suavecitos, regulares, ligeramente zapateados y, como la mayoría de los bailes prehispánicos, siguiendo la trayectoria del Sol. La música interpretada por piteros y tamboreros es de sones españoles.
La coreografía, de acuerdo con investigaciones especializadas, correspondía a un ritual indígena de culto al Sol para pedirle energía, buenas siembras y cosechas. La cara rubia que reproduce la máscara del patrón –el jefe o capitán de la danza—sugiere al Sol, aunque existe la idea de que sólo retrata los rasgos físicos del conquistador español.
Referencia de la Danza
El parachico va ricamente vestido, danzando y gritando vivas a los santos y al niño de Doña María de Angulo, piropos llenos de galanura y gentil donosura en homenaje a la belleza de las jóvenes, que siguiendo la tradición las envuelven con la chamarra y cantan el “NAMBUJU” ( Canto del Parachico).
Acompañan al “Parachico” en su recorrido, niñas ataviadas con sus “mejores galas”, a las que llaman “Luchitas” y bailan con ellos un son especial frente a la imagen de San Sebastián; cuando los “Parachicos” danzaban solos, las niñitas se quedaban al cuidado del “Patrón”.
¿Porque y que días bailan los Parachicos?
Bailan en Enero los siguientes días:
15: por que alaban al señor de Esquipulas.
17: por que alaban a San Antonio Abad.
18: por que celebran el día de Patrones Difuntos.
20: por que adoran a San Sebastián.
22: por que hay desfile de carros alegóricos.
23: por que hay misa de Parachicos.
Organización De La Fiesta
Para organizar toda esta serie de celebraciones, las cofradías eran las encargadas de recolectar el dinero en cada barrio; actualmente han sido sustituidas por las juntas de festejos.
El “Prioste” es el encargado de la celebración de la fiesta religiosa del Santo, en este caso “San Sebastián” y de darle de comer a “todo mundo”, en la “comida grande”.
Nostálgicamente, Don Ángel M. Corzo, nos habla en “NANDALUMÍ” de los recuerdos de su niñez: ... “cuando yo era niño me llevo mi madre a la “Comida Grande” en la casa del “Prioste”; de la fiesta había recibido el “NIXTONIO”, presente que consiste en dos tortas de pan y un par de chocolates en señal de invitación y ella llevaba el “NAMBUINO” ( veinticinco manos ) “para recibir la comida, consiste en un plato de sopa y otro de pepita con tasajo”, el tasajo es carne de res destasada en tiras, deshidratada al sol en salmuera y la pepita es semilla de calabaza molida.
“La Comida Grande” es una ofrenda para una buena cosecha; se realiza el día 20 de Enero, que es el día de San Sebastián. Es probable que tenga su origen en épocas críticas ya que la carne seca ( tasajo ) y la semilla de calabaza, los principales componentes de este guiso, son productos que pueden conservarse en buen estado por periodos largos de tiempo.
Museo Comunitario El Parachico
Chiapa de Corzo, Chiapas. — Esta ciudad, una de las primeras fundadas por los españoles en tierra chiapaneca, según consta en la Cédula Real de marzo de 1535, estrenará el museo comunitario El Parachico.
Con el Museo Comunitario “El Parachico” se pretende revalorar la importancia de los danzantes conocidos como parachicos, símbolos de la comunidad. Así lo informó Ángela Natarén Trinidad, coordinadora del Programa de Museos Comunitarios de la Unidad Estatal de Culturas Populares e Indígenas. Explicó que el museo constará de tres salas en las que se conocerán los aspectos inherentes a la tradición: fechas en las cuales se danza, recorridos e imágenes que se festejan, origen y versiones de la danza con los sones especiales que la acompañan, su organización, el ritual para vestirse y la evolución del traje del parachico.
Agregó que con la creación del museo se abrirán talleres para la elaboración del traje tradicional y de los instrumentos autóctonos que acompañan a esta danza junto con el carrizo y el tambor. De esta manera se crearán en la comunidad fuentes de ingreso y se harán intercambios culturales para fortalecer las costumbres del lugar.
De acuerdo a la entrevistada, para la instalación del museo comunitario El Parachico se propuso un plan de trabajo integral —que abarcará la organización, promoción, investigación, adecuación del local, diseño museográfico, operatividad y gestión de recursos—, en el que trabajarán conjuntamente el Comité Pro- Museo, representado por integrantes de la comunidad de Chiapa de Corzo, la Dirección de Culturas Populares en Chiapas, el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes y el Programa Nacional de Museos Comunitarios INAH-DGCP.
El local que albergará al recinto fue casa de tres grandes patrones de los parachicos: Atilano Nigenda Mendoza, Arsenio Nigenda Tahua y Guadalupe Rubisel Gómez Nigenda. También habitó ahí un personaje dedicado al arte de interpretar el carrizo: Manuel Capito Nigenda. Este espacio servirá además para la celebración de otras actividades religiosas tales como la reunión de alférez y la confección de chamales.
Ángela Natarén explicó que los habitantes de esta población no pueden vivir alejados de las fiestas y la que prevalece sobre las demás es la del Santo Patrón San Sebastián Mártir, a quien se celebra del 15 al 23 de enero. Es una antigua festividad religiosa de los cristianos con antecedentes paganos tanto europeos como precolombinos, semejante al conocido carnaval.
“La principal importancia de este recinto radicará en que desde hace varios años es punto de reunión para el inicio del recorrido de la danza del parachico. Con la instalación del museo se consolidará esta costumbre que nos distingue como chiapacorceños”, concluyó el entrevistado.”
Poema de Chiapa de Corzo:
Casa de las girándulas
El viento
-Sebastián
horadado a puntapiés
de la danza.
Bailan los Parachicos.
Después de largos tragos de mistela
mis ojos arden en el cielo revuelto
que la pólvora gana entre el espacio mínimo de un guiño.
El viento arroja contra las campanas
la sal rojiza de los cohetes.
Palmira bebe un sorbo de pozol
-Agua
Maíz
Cacao: una jícara llena de vocales.
Bailan los Parachicos
Bajo las mascaras
pudiera mantenerse en ayuno de penumbra
el delirio,
tropel mudo y danzario de la fiesta.
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10 de Marzo del 2007, Tuxtla Gutiérrez Chiapas.
El parachico va ricamente vestido, danzando y gritando vivas a los santos y al niño de Doña María de Angulo, piropos llenos de galanura y gentil donosura en homenaje a la belleza de las jóvenes, que siguiendo la tradición las envuelven con la chamarra y cantan el “NAMBUJU” ( Canto del Parachico).
Acompañan al “Parachico” en su recorrido, niñas ataviadas con sus “mejores galas”, a las que llaman “Luchitas” y bailan con ellos un son especial frente a la imagen de San Sebastián; cuando los “Parachicos” danzaban solos, las niñitas se quedaban al cuidado del “Patrón”.
¿Porque y que días bailan los Parachicos?
Bailan en Enero los siguientes días:
15: por que alaban al señor de Esquipulas.
17: por que alaban a San Antonio Abad.
18: por que celebran el día de Patrones Difuntos.
20: por que adoran a San Sebastián.
22: por que hay desfile de carros alegóricos.
23: por que hay misa de Parachicos.
Organización De La Fiesta
Para organizar toda esta serie de celebraciones, las cofradías eran las encargadas de recolectar el dinero en cada barrio; actualmente han sido sustituidas por las juntas de festejos.
El “Prioste” es el encargado de la celebración de la fiesta religiosa del Santo, en este caso “San Sebastián” y de darle de comer a “todo mundo”, en la “comida grande”.
Nostálgicamente, Don Ángel M. Corzo, nos habla en “NANDALUMÍ” de los recuerdos de su niñez: ... “cuando yo era niño me llevo mi madre a la “Comida Grande” en la casa del “Prioste”; de la fiesta había recibido el “NIXTONIO”, presente que consiste en dos tortas de pan y un par de chocolates en señal de invitación y ella llevaba el “NAMBUINO” ( veinticinco manos ) “para recibir la comida, consiste en un plato de sopa y otro de pepita con tasajo”, el tasajo es carne de res destasada en tiras, deshidratada al sol en salmuera y la pepita es semilla de calabaza molida.
“La Comida Grande” es una ofrenda para una buena cosecha; se realiza el día 20 de Enero, que es el día de San Sebastián. Es probable que tenga su origen en épocas críticas ya que la carne seca ( tasajo ) y la semilla de calabaza, los principales componentes de este guiso, son productos que pueden conservarse en buen estado por periodos largos de tiempo.
Museo Comunitario El Parachico
Chiapa de Corzo, Chiapas. — Esta ciudad, una de las primeras fundadas por los españoles en tierra chiapaneca, según consta en la Cédula Real de marzo de 1535, estrenará el museo comunitario El Parachico.
Con el Museo Comunitario “El Parachico” se pretende revalorar la importancia de los danzantes conocidos como parachicos, símbolos de la comunidad. Así lo informó Ángela Natarén Trinidad, coordinadora del Programa de Museos Comunitarios de la Unidad Estatal de Culturas Populares e Indígenas. Explicó que el museo constará de tres salas en las que se conocerán los aspectos inherentes a la tradición: fechas en las cuales se danza, recorridos e imágenes que se festejan, origen y versiones de la danza con los sones especiales que la acompañan, su organización, el ritual para vestirse y la evolución del traje del parachico.
Agregó que con la creación del museo se abrirán talleres para la elaboración del traje tradicional y de los instrumentos autóctonos que acompañan a esta danza junto con el carrizo y el tambor. De esta manera se crearán en la comunidad fuentes de ingreso y se harán intercambios culturales para fortalecer las costumbres del lugar.
De acuerdo a la entrevistada, para la instalación del museo comunitario El Parachico se propuso un plan de trabajo integral —que abarcará la organización, promoción, investigación, adecuación del local, diseño museográfico, operatividad y gestión de recursos—, en el que trabajarán conjuntamente el Comité Pro- Museo, representado por integrantes de la comunidad de Chiapa de Corzo, la Dirección de Culturas Populares en Chiapas, el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes y el Programa Nacional de Museos Comunitarios INAH-DGCP.
El local que albergará al recinto fue casa de tres grandes patrones de los parachicos: Atilano Nigenda Mendoza, Arsenio Nigenda Tahua y Guadalupe Rubisel Gómez Nigenda. También habitó ahí un personaje dedicado al arte de interpretar el carrizo: Manuel Capito Nigenda. Este espacio servirá además para la celebración de otras actividades religiosas tales como la reunión de alférez y la confección de chamales.
Ángela Natarén explicó que los habitantes de esta población no pueden vivir alejados de las fiestas y la que prevalece sobre las demás es la del Santo Patrón San Sebastián Mártir, a quien se celebra del 15 al 23 de enero. Es una antigua festividad religiosa de los cristianos con antecedentes paganos tanto europeos como precolombinos, semejante al conocido carnaval.
“La principal importancia de este recinto radicará en que desde hace varios años es punto de reunión para el inicio del recorrido de la danza del parachico. Con la instalación del museo se consolidará esta costumbre que nos distingue como chiapacorceños”, concluyó el entrevistado.”
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Bailan los Parachicos.
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